Existen hoy en nuestro país numerosas demandas por conflictos sociales y económicos. A veces se critica que el Estado hace oídos sordos o que tomas medidas “parche” ante ellas. Sin embargo, basta una pequeña recorrida por nuestra historia para encontrar muchos de los reclamos actuales. ¿Todo se debe exclusivamente a errores de los gobiernos?
La economía es algo que funciona siempre con una cuota importante de confianza, confianza que muchas veces esta respaldada en datos “reales”, indicadores macro y microeconómicos, pero que al fin y al cabo, se traducen en mera confianza, o sea seguridad o credibilidad que le damos a las cosas.
Todo gobierno tiene aciertos y desaciertos con el manejo de sus políticas económicas, pero es real también que cuestiones afectadas por ellas como la inflación son algo que podríamos llamar “males endémicos”, como una parte de nuestro funcionar como país, y que creo, no se solucionan sólo con medidas gubernamentales. La inflación implica un generalizado y sostenido aumento extendido de precios, pero también hay que tener en cuenta otros factores que intervienen en la formación de esos precios. Hoy en día es insoslayable el aumento que se percibe en muchos productos que consumimos cotidianamente. Sin embargo muchos sectores productores reclaman por el bajo precio que perciben por los bienes que sirven como materia prima. Es decir que la diferencia entre estos y los precios de góndola, es apropiada por alguien, y seria tendencioso suponer que todo eso se pierde en materia impositiva. Esto nos hace pensar que los intermediarios en la cadena de producción-distribución son los responsables, fundamentalmente el sector supermercadista, al aplicar permanentemente esta visión del “todo aumenta siempre”. Entonces en este asunto, hay que tener cuidado antes de señalar un único responsable.
Existen hoy, en nuestro país numerosos informes económicos que socavan esa confianza. Tal vez, en ocasiones, no tengan esa intencionalidad estrictamente, pero sin duda que dan que pensar y analizar. Y esta muy bien que lo hagan, no se trata de vivir en un mundo ideal donde todo funciona sin problemas, pero hay que tomarlo con pinzas, al igual que a los datos oficiales. Indudablemente que al presentar un paquete de medidas “al alcance de todos” como precaución, se termina guiando a que la gente toda opte por tales resguardos. Y si todo el mundo adopta este accionar, la catástrofe que pudiese llegar a venir, termina acelerando su desarrollo, y provocándose finalmente. No es precisamente el caso, pero la frase “miente, miente que algo queda” es aplicable, en parte, a este tipo de situaciones.
En ninguna parte estamos absolutamente a salvo de lo que pueda venir, nunca nos podemos esconder del todo, pero mantenernos informados y no dejarnos llevar por el pánico suelen ser las mejores medidas.
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