La situación laboral en la ciudad de Córdoba realmente no es buena. Uno se pregunta a diario que es lo que sucede y no encuentra una respuesta precisa que confiese la realidad que se vive; lo que no cabe duda es, que en la capital de la provincia, la oferta laboral demanda mano de obra más clasificada de lo que permite calificar. Es decir, demanda experiencia que no está dispuesta a brindar. Porque la capacitación se da durante 17 o 18 años con estudios primarios, secundarios y terciarios. Y no es todo, la mayoría sigue capacitándose. Y aun así…. Sin embargo, toda demanda laboral exige entre tres y cuatro años de experiencia. Y uno –porque me incluyo dentro de ese grupo- no puede explicarse lógicamente el escenario, porque se está capacitado para realizar la labor, salvo que esa demanda de experiencia expulsa de posibilidades a cualquiera. ¿Cómo se va a tener experiencia en el trabajo si solo buscan a gente con experiencia? ¿O existe un lugar donde comprarla? Porque si es así, esta ciudad donde tenes que pagar para trabajar –es el caso de los call center- no es habitable, ni recomendable de habitar.
La realidad es que Córdoba se jacta de ser una ciudad en auge, con grandes posibilidades de crecer, de tener una de las universidades más grandes y mejor calificadas del país, pero la realidad es otra: no hay trabajo. Y sin trabajo no hay desarrollo sustentable. No hay progreso posible.
Una sencilla respuesta a esta conflictiva puede ser el hecho de que sea una ciudad universitaria. ¿Por qué? Porque año a año genera miles de profesionales, pero esta creciente profesionalización de personas no es correspondida por la cantidad de demanda de trabajo. No quiero decir que el Gobierno es culpable de ello, porque es un golpe bajo y simplista; eso sí, no se puede evitar responsabilizar a quien tiene en sus manos las decisiones que refieren a dicha índole.
Otro motivo –quizás-, es la tercerización de trabajos en crecimiento. El asentamiento de muchas empresas de atención al cliente, telemarketing o call center, los cuales terminan centrando la demanda laboral, así como también acabando con el crecimiento de otros sectores.
Una tercera razón ha de estar asociada a que Córdoba es una provincia –principalmente- agrícola y, por ello, la solicitud de profesionales solo compete a las personas asociadas a estos sectores.
La cuestión es que hay muchos “quizás”, muchos “tal vez” y pocas certezas. No hay políticas de inclusión laboral, no hay generación de puestos de trabajo y la ciudad cada vez tiene más habitantes. ¿Cuál es la solución?
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