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Mostrando las entradas con la etiqueta Desperté en el insomnio de la vida

Lugares hermosos y accesibles para disfrutar de unas vacaciones en Argentina

Ver tanta razón, tampoco es tan bueno.

Hay cosas que, cuando los ojos logran verlas, ya no podrán omitirse nunca más. Son verdades que duelen. Son conocimientos profundos que dilatan la vista hacia una observación distinta. Cuando se acaba la oscuridad de la sapiencia, comienzan las sombras de la racionalidad. Esa que se dejan entrever en el trasfondo de una sonrisa. La ignorancia, no suele ser buena; pero ver más allá –todo el tiempo- tampoco es sano. A veces, es mejor no saber. Es más práctico. Quizás, la felicidad verdadera se trama en el desconocimiento de la realidad que te rodea. Insisto, la ignorancia no suele ser buena,  pero ¿para qué sirve ver tanto? ¿De qué sirve cuando el conocimiento termina por generar un proceso sinóptico inacabable que se trasluce en miedo, socavando lo más profundo de la simplicidad? C apaz me he confundido y he vuelto equivalentes dos términos distintos (¿distantes?). Quizás, la verdadera alegría – esa que da los cimientos de la felicidad-, se encuentra en poder sumergirse en

Desperté en el insomnio de la vida II: Una mochila de responsabilidades

El tiempo pasa y se vuelve una mochila de responsabilidades. Se carga sobre ti, el peso de los años, el estrés de los compromisos, el amplio espectro de las nuevas necesidades que, sin darte cuenta, cada día son más. Primero comer, luego comer rico. Después un hogar, luego un hogar mejor. Y no se trata de ser ambicioso, es el simple ciclo de vivir. Es parte de entrar en la adultez. La necesidad de independizarse y demostrar a tus padres que pudiste lograrlo. Buscar trabajo. Trabajar. Soportar la rutina. La soledad en compañía o, la que es peor, la soledad a secas. Que como el frío, cuando recae en su humedad, se siente en lo más profundo de los huesos.  La noche, la presión, la necesidad… y nada hay. Y la vida que se hace un ciclo que hasta en el fondo más cambiante, termina por ser rutinaria. ¡Cuan pedante ha de haber sido el creador para dejarnos en esta tempestuosa realidad! Los recuerdos atenuando la mente y otra vez la soledad. Perder de vista el camino. Alejarse del

Desperté en el insomnio de la vida

Desperté en el insomnio de la vida, Con los ojos grandes y redondos Sumergido en un doble rechazo, Recordando el baile y sus pasos. Desperté en el insomnio de la vida, Y me olvide de los sueños, Te recordé hecha un retazo Al costado de los espacios. Desperté en el insomnio de la vida, Y el corazón quedo entre los perdidos, En la libertad del sumergido, En el recuerdo de los transitados.