El fútbol argentino hace ya varios años cayó en un pozo del que no logra salir. Un muy bajo nivel futbolístico se suma a instituciones corrompidas con deudas exorbitantes, grandes promesas que emigran al exterior muy jóvenes y la violencia que no cesa.
Cuando uno se pone a charlar sobre fútbol en nuestro país con amigos o conocidos, se sabe que son discusiones interminables que siempre culminan en la nada misma. Es casi imposible acordar si tal o cual jugador es el mejor o si aquel equipo es más grande que éste. Pero hay algo en lo que cualquier argentino que se sepa futbolero va a adherir: el balompié argento tiene una historia riquísima, desbordante de talentos, repleta de “distintos”, cuna de tremendos elegidos de este deporte. Por eso, cualquier fanático del fútbol que se precie de serlo no podrá argumentar en contra de que el “fuchibol” argentino siempre fue de los mejores del mundo.
Pero esto está lejos de ser realidad hoy en día. Ese fútbol vistoso que desplegaba la famosa “máquina” de River en los años 40 o el tremendo equipo que tenía el Independiente de Bochini se contrasta con un Boca campeón del Apertura 2011 con 1,31 de promedio de gol a favor (de los más bajos de la historia para un campeón). El fútbol que daba gusto ver en la década del ’80 con jugadores como Diego Maradona, Miguel Brindisi, Norberto Alonso, Ramón Díaz, Ricardo Bochini, Ricardo Gareca, entre tantos otros, quedó increíblemente lejos de lo que hoy podemos ver en las canchas argentinas.
Ya no se ve ese juego arriesgado, con 3 delanteros bien definidos y con laterales con vocación puramente ofensiva. No existen más los volantes de creación que pegan la pelota al césped e intentan tocar hasta llegar al arco rival. Lo directores técnicos apuestan a alguna jugada picante que le de un gol de ventaja para luego cerrar el arco propio con defensores colgados del travesaño y mediocampistas que se parecen más a aquellos terribles surcoreanos que le repartieron patadas por doquier a Diego en el ’86.
Buscando argumentos que fundamenten aún ésta afirmación de que el fútbol argentino no mejora sino que se hunde cada vez más en la más oscura mediocridad, sólo basta con repasar el presente y pasado reciente de los clubes denominados “grandes”. River viene de pasar la mancha más negra de su historia al caer a la B Nacional por primera vez. Independiente está al borde del descenso al igual que San Lorenzo (que viene de jugar una promoción y safó), por lo que en ésta campaña deben sacar una importante cantidad de puntos para no terminar en la segunda categoría. Racing estuvo al borde de la cornisa cuando en el 2008 debió disputar la promoción ante Belgrano, sin embargo hoy en día deambula por mitad de tabla en todos los campeonatos. El único que se puede decir que destaca sobre el resto es Boca, saliendo campeón del Apertura 2011 y peleando los torneos en los últimos años, pero siempre conformándose con un juego poco vistoso con una mediocridad a la que el pueblo xeneixe no está acostumbrado.
El vértigo con el que se vive el fútbol en la actualidad ha llevado a este deporte a límites insospechados que van en contra de la lógica y el sentido común. Técnicos que son despedidos tras cinco o seis partidos en un equipo, jugadores que son corridos a jugar en la reserva y que de un día para el otro son titulares en el equipo de primera, clubes que lucran con transferencias millonarias y que en un abrir y cerrar de ojos tienen 30 millones de dólares en rojo en sus cuentas, increíbles promesas que con 20 años y un puñado de partidos en primera se van al exterior tentados por la fama y el dinero.
Y con todo esto, las irregularidades a nivel institucional, el poco criterio que tienen los dirigentes para llevar adelante los clubes y el grave e irresuelto problema de los barras en Argentina no hace otra cosa que embarrar más la cancha.
En el fútbol argentino, la lógica ya se cayó por la borda. Hay pocas cosas claras y escasas certezas. Ya nadie se anima a jugársela completamente. Lo único que sabemos, es que en nuestro país este deporte interminable no deja de sorprender, para bien y para mal. Y -al mismo tiempo- no cesa de despertar pasiones incomparables, miles de sentimientos encontrados entre los fanáticos del balompié argentino. ¿Qué está hace años en un complicado y profundo bache? Nadie puede dudarlo. Pero quien dice que no pueda aparecer algún que otro fenómeno Messi, astro Maradona o prodigio Riquelme a sacarle la nariz por fuera del agua y retornarle los años de gloria perdidos.
Fotografía: http://deporteya.com/2012/04/paradojas-de-un-futbol-en-decadencia/
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