Tú qué dices ser,
algo que no eres,
reflotando en
busca,
de lo peor de mí.
Bajo tu manto de
silencio,
yace una antigua
cruz,
que se
reposa en lo profundo,
de tu corazón.
Tú me denigras,
en tu pobre
estima,
y de cuanto te
olvidas,
cuando actúas así.
Si algo sé,
es que las
palabras no alcanza,
los dedos son solo
cinco,
y en un accidente,
se pueden perder.
II
Es solo el tiempo,
cuestiones del azar,
que uno no controla,
ni controlara.
Aunque las manos,
son hijas de la necesidad.
Vivir con un dedo
menos,
se puede vivir.
Dormir tranquilo,
podre dormir.
La
mano seguirá escribiendo,
este camino,
aunque mires de
reojo,
yo...hacia mi lado
voy a seguir,
caminando.
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