La ley de medios, la libertad de
expresión y el juego sucio propuesto por De la Sota.
En los últimos días se ha visto que el gobernador de la
provincia de Córdoba ha salido con los tapones de punta contra la televisión
digital, cerrando su libre acceso y atentando contra la libertad de expresión.
El ala derecha del Peronismo intenta controlar lo que se dice y lo que se hace
y lo hace de la manera menos democrática.
Este político -con aspiraciones presidenciales- está cerrando las puertas a este nuevo modo de aprender y aprehender la realidad. Con la clausura de las antenas en Río Cuarto y Leones -y sus intenciones de hacerlo en todo la provincia-, deja entrever un su desmedida ambición política, así como también el apoyo de ciertos grupos mediáticos que se han visto perjudicados en la lucha contra el poder hegemonía de los medios que la nueva ley de medio propone como ítem principal.
Uno puede discutir en la balanza la nueva ley de medios.
Puede posicionarse a favor o en contra, lo cual es parte de este sistema de
trascendental vigencia llamado democracia. Pero lo que no puede obviar es el
hecho de la existencia de la competencia indecente, desleal que proponen
quienes se ven perjudicados con la misma. Tras este movimiento de censura a la
palabra -que no es solo del estado puesto que canales como 360 (pertenecientes
al ámbito privado) también participan activamente- existen fines políticos
explícitos.
Me atrevo a decir que tras este movimiento están las
ambiciones presidenciales de De la Sota y -el apoyo explicito- del gran
multimedios AGEA-CLARIN debido a la pérdida de credibilidad de su palabra.
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