A menos de un año de la muerte del músico, su amigo y fotógrafo personal, Eduardo “Dylan” Martí, organizó la exposición junto a la familia. Un recorrido por su increíble mundo imaginario y el detrás de escena de las tapas de los discos.
Legados de canciones, poesías, dibujos, amigos, hijos, fans y un fuerte compromiso con causas sociales como la de “Conduciendo a conciencia” y a las que sólo él supo abrazar, acompañan esta muestra que ha logrado retratar y homenajear el espíritu de su fraseo musical, a menos de un año de su muerte, el 8 de febrero pasado.
Esta fue la premisa bajo la cual comenzó a armar este proyecto el amigo y fotógrafo de Luis Alberto, Eduardo “Dylan” Martí que, con la ayuda en la puesta en escena de Alejandro Ros y la aprobación y colaboración de toda la familia del músico, decidieron exponer aspectos insospechados de la personalidad artística del creador de Almendra. La muestra no sólo realza los versos poéticos con los que derribaba laberintos y llenara los vacíos de la memoria colectiva, sino que también retrata, además de todos los vinilos de su carrera musical con los que despeinó la historia del rock argentino, los cientos de dibujos que le surgían a borbotones desde las entrañas. “Hemos compilado dibujos de Luis que eran una faceta desconocida de la obra de él”, agrega un Dylan conmovido. “Era un gran artista plástico que dedicó tantas horas a dibujar como a escribir canciones. También vamos a estrenar un documental sobre Pescado Rabioso dirigido por Lidia Milani, además de organizar una charla de Fito Páez acerca del disco La la la, entre otras actividades”.
“Guíame. Márcame y marca con tus ojos los navíos y las almas. Sólo quítame, quítame las penas con tus labios que me queman”, reza uno de los cuadros que se exhiben junto a diseños de autos –parecidos a los de los dibujos animados– que Spinetta habría llegado a enviar a algunas empresas automotrices. También hay tapas de revistas, fotos de operativos policiales que tildan al músico de “melenudo” y una hermosa bandera riverplatense que colorea la entrada de la muestra y avisa a los visitantes de una historia que ya forma parte del patrimonio cultural de la historia argentina: la de la canción “La bengala perdida”, en homenaje a Roberto Basile, el hincha de Racing asesinado en la cancha en 1983.
“Luis odiaba los homenajes”, aclara Dylan entre periodistas conmovidos y algunos excelsos fanáticos que nunca faltan en esta clase de encuentros. “Pero bueno, nosotros estábamos decididos a realizarla, sobre todo para los jóvenes que aún no tuvieron oportunidad de conocer su obra. La familia fue la primera que nos dio el apoyo para llevar esta muestra adelante, en un ámbito que era el apropiado, como lo es la Biblioteca Nacional”, agregó durante la presentación oficial de la muestra. La iniciativa contó, además, con la activa participación de su director, Horacio González. “Remarco la idea de la intimidad de la muestra –sostuvo González–. Se trata de seguir el itinerario de una persona que formó parte de nuestra vida durante muchos años. La que nos brindó las grandes letras del rock argentino y nos regaló una poética que es de fuerte contemporaneidad. El lenguaje en Spinetta es absolutamente familiar al de nuestra ciudad y al mismo tiempo es extraño. Formó un lenguaje profundo que se nota en su manera de cantar y es parte de la historia argentina. Es quebradizo, angustiante y no tiene parangón en la historia de la voz argentina. En un país donde la voz no es cualquier cosa”.
Indumentaria añejada por el recuerdo de veladas musicales inolvidables, guitarras de discos insuperables como Artaud y dibujos compulsivos de la imaginación trazados con una singularidad que los vuelve spinetteanamente únicos, son algunas de las tantas cosas que hay por ver, entre las series de charlas, conciertos y películas que se ofrecerán durante el tiempo que dure la muestra.
Legados de canciones, poesías, dibujos, amigos, hijos, fans y un fuerte compromiso con causas sociales como la de “Conduciendo a conciencia” y a las que sólo él supo abrazar, acompañan esta muestra que ha logrado retratar y homenajear el espíritu de su fraseo musical, a menos de un año de su muerte, el 8 de febrero pasado.
Subyugados están entonces cada uno de los visitantes que se acercan como feligreses a conocer algo más de la llana intimidad del cantautor. Aquí resurgen algunos matices de su vida, como la foto de un muy joven Luis Alberto, vestido con traje y corbatín para cantar en el recordado programa Sábados Circulares. Pero también está encofrada la matriz poética del músico criado en el barrio de Bajo Belgrano y que hoy se exhibe a modo de un tesoro para las generaciones futuras.
Esta fue la premisa bajo la cual comenzó a armar este proyecto el amigo y fotógrafo de Luis Alberto, Eduardo “Dylan” Martí que, con la ayuda en la puesta en escena de Alejandro Ros y la aprobación y colaboración de toda la familia del músico, decidieron exponer aspectos insospechados de la personalidad artística del creador de Almendra. La muestra no sólo realza los versos poéticos con los que derribaba laberintos y llenara los vacíos de la memoria colectiva, sino que también retrata, además de todos los vinilos de su carrera musical con los que despeinó la historia del rock argentino, los cientos de dibujos que le surgían a borbotones desde las entrañas. “Hemos compilado dibujos de Luis que eran una faceta desconocida de la obra de él”, agrega un Dylan conmovido. “Era un gran artista plástico que dedicó tantas horas a dibujar como a escribir canciones. También vamos a estrenar un documental sobre Pescado Rabioso dirigido por Lidia Milani, además de organizar una charla de Fito Páez acerca del disco La la la, entre otras actividades”.
“Guíame. Márcame y marca con tus ojos los navíos y las almas. Sólo quítame, quítame las penas con tus labios que me queman”, reza uno de los cuadros que se exhiben junto a diseños de autos –parecidos a los de los dibujos animados– que Spinetta habría llegado a enviar a algunas empresas automotrices. También hay tapas de revistas, fotos de operativos policiales que tildan al músico de “melenudo” y una hermosa bandera riverplatense que colorea la entrada de la muestra y avisa a los visitantes de una historia que ya forma parte del patrimonio cultural de la historia argentina: la de la canción “La bengala perdida”, en homenaje a Roberto Basile, el hincha de Racing asesinado en la cancha en 1983.
“Luis odiaba los homenajes”, aclara Dylan entre periodistas conmovidos y algunos excelsos fanáticos que nunca faltan en esta clase de encuentros. “Pero bueno, nosotros estábamos decididos a realizarla, sobre todo para los jóvenes que aún no tuvieron oportunidad de conocer su obra. La familia fue la primera que nos dio el apoyo para llevar esta muestra adelante, en un ámbito que era el apropiado, como lo es la Biblioteca Nacional”, agregó durante la presentación oficial de la muestra. La iniciativa contó, además, con la activa participación de su director, Horacio González. “Remarco la idea de la intimidad de la muestra –sostuvo González–. Se trata de seguir el itinerario de una persona que formó parte de nuestra vida durante muchos años. La que nos brindó las grandes letras del rock argentino y nos regaló una poética que es de fuerte contemporaneidad. El lenguaje en Spinetta es absolutamente familiar al de nuestra ciudad y al mismo tiempo es extraño. Formó un lenguaje profundo que se nota en su manera de cantar y es parte de la historia argentina. Es quebradizo, angustiante y no tiene parangón en la historia de la voz argentina. En un país donde la voz no es cualquier cosa”.
Indumentaria añejada por el recuerdo de veladas musicales inolvidables, guitarras de discos insuperables como Artaud y dibujos compulsivos de la imaginación trazados con una singularidad que los vuelve spinetteanamente únicos, son algunas de las tantas cosas que hay por ver, entre las series de charlas, conciertos y películas que se ofrecerán durante el tiempo que dure la muestra.
He aquí algunos aspectos de la obra de Luis Alberto Spinetta. Latente como las hojas del viento.
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