Por Alberto López Girondo
A los directivos del grupo brasileño O Globo, uno de los más grandes del planeta, la idea del arrepentimiento les resultó ineludible cuando en las marchas que hace algunos meses asombraron a Brasil, los manifestantes gritaban consignas en las que recordaban el apoyo del periódico a la dictadura y así lo reconocieron en un editorial.
No se sabe muy bien si el súbito cambio de mirada sobre el período más oscuro de la historia sudamericana del otro lado de los Andes tendrá que ver con el futuro aniversario del pinochetazo, pero también el presidente Sebastián Piñera dijo lo suyo ayer en relación con la participación civil en el derrocamiento de Salvador Allende.
Lo de O Globo, el multimedios nacido a partir del diario que Irineu Marinho fundara en 1925 –un gigante ultraconcentrado con ramificaciones en radio, televisión, cine, empresas discográficas y editoriales que factura más de 6200 millones de dólares anuales– supera sin embargo todo caso conocido en el periodismo internacional.
En los principales periódicos estadounidense surgieron voces autocríticas por el apoyo al gobierno de George W. Bush en la invasión en busca de armas inexistentes en el Irak de Saddam Hussein. La semana pasada, el Washington Post presentó incluso un editorial con una fuerte autocrítica por la cobertura que hace 50 años le había dado al famoso discurso de Martin Luther King, "Yo tengo un sueño".
Admiten no haber sabido ver el alcance histórico de ese mensaje del reverendo King, y eso que tenían como 60 periodistas entre la multitud que presenciaba el acto frente al monumento a Abraham Lincoln en Washington.
Por Alberto López Girondo
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