“Por falta de fuerzas”, el Papa Benedicto XVI sorprendió hoy al mundo al anunciar que dejará su cargo a partir del 28 de febrero, lo que abrirá un periodo inédito de transición en la Iglesia hasta Pascua, a finales de marzo, cuando se elegirá a un nuevo pontífice.
"Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio" de San Pedro, dijo Benedicto XVI en un discurso pronunciado en latín y seguidamente traducido a siete idiomas por la oficina de prensa del Vaticano.
"Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma (...) de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice", agregó el alemán, de 85 años.
Según el portavoz del pontífice, el padre Federico Lombardi, un cónclave se celebrará alrededor de la Semana Santa (del 24 de marzo al 1 de abril)."Para Pascua tendremos un nuevo papa", agregó, explicando que Benedicto XVI no participará en este Cónclave, que se celebrará 15 o 20 días después de hacerse efectiva su renuncia.
A partir del 28 de febrero a dirigir de los asuntos corrientes del vaticano "quedarán en funciones los secretarios y el sustituto. Además están las tareas para el Camarlengo y el decano del Sacro Colegio", según establece la Constitución Apostólica, detalló el vocero de la Santa Sede, padre Federico Lombardi.
"Durante la sede vacante está el Camarlengo, el decano del Sacro Colegio, que guía los dicasterios: no se habla de ningún modo del pontífice precedente", agregó.
Hace seis siglos que un papa no renunciaba a su pontificado. En el siglo XIII Celestino V abandonó de forma voluntaria el cargo al no sentirse preparado para la función. En 1415, Gregorio XII decidió renunciar en un contexto completamente diferente al actual, ya que era la época del gran cisma de Occidente cuando la Iglesia tenía tres papas que competían entre sí.
Benedicto XVI, que en los últimos meses ha aparecido más delgado, padece desde hace años de problemas cardíacos, lo cual le impide viajar a ciudades situadas a gran altitud y lo ha forzado a reducir su agenda de trabajo y sus compromisos públicos.
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