El sueño se destruye cuando la realidad nos enfrenta. Cuando los deseos son superados por las necesidades empíricas que no pueden satisfacerse. EL sueño americano se ha roto, pues vivo en el lado oscuro de aquella tierra que se bautizo con el nombre de Américo Vespucio Liberti, sin premeditarse que la diversidad cultural, las ansias y el férreo camino del frívolo capitalismo dividirían al continente en dos bandos. Dos bandos que – en palabras de Sarmiento- podrían definirse como “Civilización y Barbarie”, o como los “los pudiente y los cadenciados”, “los demagogos y los crédulos”. El sueño americano se ha fracturado o ha sido posible solo para unos pocos... pero la lucha y la persistencia permitirán que utópica igualdad sea un hecho sea una realidad para todos. Equidad, bienestar, educación, igualdad de oportunidades... ¿dónde están? No lo se, pues el sueño americano se a roto