Hay bocas que al besar, muerden. Y al morder enseñan su fogosa
actividad. Otras no entienden el ritual y empalidecen en el ritual. Hay labios
que miran y excitan. Su solo movimiento nos atrae hacia otra realidad. Hay
besos que comen y te mastican, tan suave que siempre quieres ser comido. Lo
buscas.------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Hay besos que te agarran desprevenido y te sazonan la razón, dejándote en fuego. Aunque no es solo un beso. Hay otros que se esperan y se piensan; y, aun así, pensados, esperados…nos sorprenden. Lo hacen porque nos dejan sin palabras.
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Hay besos que te agarran desprevenido y te sazonan la razón, dejándote en fuego. Aunque no es solo un beso. Hay otros que se esperan y se piensan; y, aun así, pensados, esperados…nos sorprenden. Lo hacen porque nos dejan sin palabras.
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Son los besos que tanto pánico les da a los escritores. Esos
que no se dejan describir, aquellos que no se repiten, no se entienden y dejan
la cabeza en una placentera nulidad. Por eso le temen, porque luego de esos
besos, quedan sin ideas, flotando en la boludez, por horas y, quizás, hasta
toda una vida.
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