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Lugares hermosos y accesibles para disfrutar de unas vacaciones en Argentina

Existencia, el caracol


Había una vez un caracol llamado existencia que vivía felizmente en una comuna, en Carcol ville. Este era muy bueno y exento de paciencia a pesar de ser un caracol. Cada paso que daba lo hacia comparándose con los demás. Siempre se criticaba a sí mismo. En la escuela, en la insectus high school comentaba a su amiga
- ¿por qué soy tan lento? Mira la hormiga.. Siempre activa… siempre trabaja… siempre en movimiento. ¡soy un perezoso!...yo soy un perezoso
Su envidia lo volvía terco y repulsivo. Y lo hacia con todos sus compañeros. No podía evitar mirarlos y compararse con ellos:
- Mírala la cigarra… todas las mañanas canta feliz… ¡soy un triste caracol! ¿por qué no puedo cantar como ella?... Mira… la vaquita de San Antonio… siempre brillante, esplendida…. Fantástica… ¡y yo! Soy solo un triste, gris, baboso y perezoso caracol..
Cada paso que daba en su vida era producto del esfuerzo y la voluntad. Pero no parecían percatarse de ello, solo se comparaba y en la comparación era que encontraba su crecimiento.
Un día, el último día de clases, la maestra les contó que iban a tomarse una fotografía personal para que todos recordasen como eran a esa edad. ¡Peor aún! Existencia estuvo todo un día preparándose para la foto. Se baño tres veces. Se peino 10. Se cambio cinco. Estaba tan nervioso:
- ¡voy a salir horrible! Nunca me han tomado una fotografía. Mejor así. Mejor no lo hago… ¿para que luego se rían de mí? Mejor no voy nada…
Entre dudas y reproches…. Su madre lo convenció. Estando en el colegio miraba a cada uno de sus compañeros.
- Mira que bien vestida que esta la cigarra… y yo doy pena. ¡mira el peinado de la hormiga!
En posturas y flashes todos se tomaron la fotografía… entre ellos este miedoso caracol.
Pasada una semana la maestra les entrego su fotografía a cada uno de los compañeros. Existencia tenia tanto temor de verse a si mismo que sin siquiera quizo pispiarl. La guardo en su mochila y se fue a su hogar.
Pasaron muchos días y la foto reposaba en cajón de mesa de luz. La incertidumbre lo inquietaba pero el miedo lo paralizaba
- Lo hago… no….no la mires
Pasaron muchos días hasta que finalmente tomo valor y lo hizo. Existencia se sorprendió tanto al hacerlo. Descubrió que no era tan malo después de todo. Que estaba bien vestido, que estaba bien peinado, que lucia brillante en la fotografía. Pero había descubierto algo mucho más importante…. Que solo mirándose a uno mismo el grado de comparación nos puede ayudar crecer.

Fotografia: http://carmenvidal.files.wordpress.com/2008/02/caracol1.jpg

Comentarios

Rocío dijo…
Guido! muy bueno el cuentito, me gustó mucho.Ya estaré visitando su nuevo espacio de expresión.

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