Tú, apareciste en mi vida cuando había dicho “la tercera es la vencida”. Tú, llegaste en tiempos de decepción cuando tenía muerto el corazón. Tú, arribaste sin pedir permiso, y te fuiste, dejando atrás al sumiso. Tú, me diste la mayor compañía a cambio, te ofrecí esta alma mía. Tú, que dueles el haberte sabido querer. tú, que sientes que atrás, no se puede volver. Yo, que duelo por no haberte sabido querer yo, que siento que el amor comienza a florecer. No hay atrás, no hay ayer, solo un mañana. Solo, Tú y yo.