《Las transformaciones del ecosistema mediático agudizaron este panorama. Lejos de la etapa de la radio y la televisión de masas, cuando tres o cuatro canales y estaciones se disputaban una audiencia amplia y por lo tanto buscaban posiciones más moderadas, la multiplicación de emisoras -radio FM, canales de cable, sitios web, blogs- produjo una fragmentación del público en grupos más pequeños, compactos y separados entre sí, una hipersegmentación que las redes sociales convertiría más tarde en hiperpersonalización. Las redes sociales son esencia empresas de publicidad cuya rentabilidad depende de que pasemos dentro de ellas la mayor cantidad de tiempo posible, lo que las lleva a ofrecernos información que nos haga sentir "cognitivamente cómodos", es decir información con la que estemos de acuerdo. Aplicando la lógica predictiva, el algoritmo no se encasilla y nos sumerge en un mundo en el que pareciera que todos piensan como nosotros, como ocurre cuando nos encontramos con este desconocido que nos habla dando por sentado que compartimos su posición, que todos piensan como él. En su último libro, Natalia Aruguete y Ernesto Calvo sostienen que la polarización no es un episodio pasajero sino la morfología misma del espacio público la forma en la que conversamos en las sociedades actuales. La combinación entre la crisis económica y esta transformación de los medios agudizó la polarización social》.
Extracto de: "Los usos del odio". José Natanson. Le Monde Diplomatique. Página 02. Edición 255. Septiembre 2020.
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