Hoy me cuestiono sobre mis fines. Sobre mis limites, sobre mis deseos, mis búsquedas y mi destino. ¿Será mi talento una falaz creencia? ¿Será que soy un inerte que quiere el arte pero nada puede hacer con el? ¿Seré un triste poeta de historietas cómicas? Hoy siento que no tengo talento, que me dirijo hacia un rumbo sin rumbo… hacia un mar salado y deshidratante. Hacia un océano de incertidumbre. ¡Si, lo se! La incertidumbre es uno de mis más grandes motores. ¡Si, lo se! Tengo miedo. Y el miedo es un gran motor. Pero hoy me siento vacío. Siento que algo falta en mí. Y lo peor: se que es lo que falta y no se como cambiarlo.
Lo que necesito es amor. Tan solo amor. Tan solo tener a mi lado alguien que despierte pasión repentina. Que levante mi espíritu hacia los cielos de la lujuria. Que me complete en cuerpo y me rebalse el alma. Solo necesito alguien que me comprenda tan solo un poco. Alguien que entienda que mi musa no es nada, sin amor. Que mi vida es ínfima, sin pasión. Que vivir es agobiante en soledad.
Que descubra en mí ese sentimiento infinito que contengo desde el día en que nací… y se lo robe… lo coarte para su propio beneficio. Que se marche de esta triste realidad para entregarse a mis brazos. Que deje la ventana de su cuarto abierta para poder sorprenderla en la noche con mil y un palabras de amor.
Necesito eso. Tan solo eso. Y mi musa muere en soledad. En espera. En palabras egoístas, intangibles de sentimientos. Necesito sentirme libre. Pero en esta soledad infortuita, me siento frágil. Siento que soy una copa de cristal. Que brilla y destella elegancia cuando sus vidrios sienten en candor de unas manos puras que limpian sus viejas penas. Pero hoy esta copa es frágil como el cristal… y se bambolea sobre el borde de una mesa… a punto de caer… a punto de quebrarse. Y cuando lo haga, no habrá adhesivo que vuelva a darle ese brillo. Por que tristemente una copa de cristal es así: brilla pero una vez que se destroza, nunca mas podrá poseer su cualidad única… una vez que se destruye nunca mas podrán volver a aparecer esas pequeñas partes que le daban los detalles perfectos de su majestuoso brillo. Una vez que se parte… no hay manera de volverla armar. Al menos de igual manera.
Así me siento hoy. Frágil, sensible, incomprendido y viviendo en soledad.
Igual siento que he madurado. Que he crecido interna y externamente. Que mis sentimientos son más puros. Que mis sentidos se expresan en la realidad. Que un te quiero es la palabra a la cual guío mis pensamientos. Que un te extraño me gustaría escuchar. Siento que siento. Siento que he crecido emocionalmente. Me he dado cuenta que amar no tiene nada malo… le temo aun al amor… no por cobarde, sino por miedo a que me dañen, otra vez.
Le temo al amor por que para amar hay que encontrar quien te ame. Para amar hay que gritarlo a los cuatro vientos. Y cada vez que cante… la disfonía se hizo presente. Cada vez que lo grite perdí la voz. Se la llevo el viento. Los oídos a los que dirigí mis pasiones se hicieron sordos. Tal vez, mis palabras hayan sido inmaduras, tal vez mis pasiones precoces…. Pero todas fueron sinceras…. Todas fueron verdaderas expresiones espontáneas de mi corazón.
Quizás por eso, hoy temo tanto. Quizá por eso, hoy me siento sin talento. Quizá por eso hoy me siento sin poder sentir. Por que nunca encontré respuesta a mi canto. Ni un solo aplauso a mi opereta barrial. Tal vez, sea un adolescente en temas del amor. La cuestión es que mi musa no encuentra inspiración… mi musa sigue intacta y cada día es mas frágil. Mis sentirse me agobian, mi vida los reclama y yo sigo aquí. Sin derramar una sola lagrima y viviendo en esta eterna soledad.
Lo que necesito es amor. Tan solo amor. Tan solo tener a mi lado alguien que despierte pasión repentina. Que levante mi espíritu hacia los cielos de la lujuria. Que me complete en cuerpo y me rebalse el alma. Solo necesito alguien que me comprenda tan solo un poco. Alguien que entienda que mi musa no es nada, sin amor. Que mi vida es ínfima, sin pasión. Que vivir es agobiante en soledad.
Que descubra en mí ese sentimiento infinito que contengo desde el día en que nací… y se lo robe… lo coarte para su propio beneficio. Que se marche de esta triste realidad para entregarse a mis brazos. Que deje la ventana de su cuarto abierta para poder sorprenderla en la noche con mil y un palabras de amor.
Necesito eso. Tan solo eso. Y mi musa muere en soledad. En espera. En palabras egoístas, intangibles de sentimientos. Necesito sentirme libre. Pero en esta soledad infortuita, me siento frágil. Siento que soy una copa de cristal. Que brilla y destella elegancia cuando sus vidrios sienten en candor de unas manos puras que limpian sus viejas penas. Pero hoy esta copa es frágil como el cristal… y se bambolea sobre el borde de una mesa… a punto de caer… a punto de quebrarse. Y cuando lo haga, no habrá adhesivo que vuelva a darle ese brillo. Por que tristemente una copa de cristal es así: brilla pero una vez que se destroza, nunca mas podrá poseer su cualidad única… una vez que se destruye nunca mas podrán volver a aparecer esas pequeñas partes que le daban los detalles perfectos de su majestuoso brillo. Una vez que se parte… no hay manera de volverla armar. Al menos de igual manera.
Así me siento hoy. Frágil, sensible, incomprendido y viviendo en soledad.
Igual siento que he madurado. Que he crecido interna y externamente. Que mis sentimientos son más puros. Que mis sentidos se expresan en la realidad. Que un te quiero es la palabra a la cual guío mis pensamientos. Que un te extraño me gustaría escuchar. Siento que siento. Siento que he crecido emocionalmente. Me he dado cuenta que amar no tiene nada malo… le temo aun al amor… no por cobarde, sino por miedo a que me dañen, otra vez.
Le temo al amor por que para amar hay que encontrar quien te ame. Para amar hay que gritarlo a los cuatro vientos. Y cada vez que cante… la disfonía se hizo presente. Cada vez que lo grite perdí la voz. Se la llevo el viento. Los oídos a los que dirigí mis pasiones se hicieron sordos. Tal vez, mis palabras hayan sido inmaduras, tal vez mis pasiones precoces…. Pero todas fueron sinceras…. Todas fueron verdaderas expresiones espontáneas de mi corazón.
Quizás por eso, hoy temo tanto. Quizá por eso, hoy me siento sin talento. Quizá por eso hoy me siento sin poder sentir. Por que nunca encontré respuesta a mi canto. Ni un solo aplauso a mi opereta barrial. Tal vez, sea un adolescente en temas del amor. La cuestión es que mi musa no encuentra inspiración… mi musa sigue intacta y cada día es mas frágil. Mis sentirse me agobian, mi vida los reclama y yo sigo aquí. Sin derramar una sola lagrima y viviendo en esta eterna soledad.
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