Como indica Leopoldo de Luis -antólogo de este volumen- los poema de amor de Miguel Hernández (1910-1942) enriquecen los modelos clásicos que los inspiraron con símbolos e imágenes originales que los individualizan y les confieren un sello propio e inconfundible No salieron jamás del vergel del abrazo, y ante el rojo rosal de los besos rodaron. Huracanes quisieron con rencor separarlos. Y las hachas tajantes. Y los rígidos rayos. Aumentaron la tierra de las pálidas manos. Precipicios midieron por el viento impulsados entre bocas desechas. Recorrieron naufragios cada vez más profundos, en sus cuerpos, sus brazos. Perseguidos, hundidos por un gran desamparo de recuerdos y lunas, de noviembres y marzos, aventados se vieron: pero siempre abrazados.