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Mostrando las entradas con la etiqueta Poesías que nunca pronuncie

Lugares hermosos y accesibles para disfrutar de unas vacaciones en Argentina

El corazón...

Lo más insano que tiene el corazón es su indescriptible sensibilidad. Hacia el exterior se muestra robusto y fuerte, como el de un ser que sabe lo que hace y hacia dónde se dirige; pero -por dentro- el miedo repleta cada latino de razón. ¡Estúpida razón! Porque el corazón no piensa, siente y actúa instintivamente. Y es así que las palabras se hacen silencio, por que se pronuncian mutismos de sentido. Es el miedo, me digo – a veces. A veces, se atreve a sentir libremente y florece. En cada bombeo es señal de vida y ese miedo se extingue; pero una señal de retaguardia desde el otro lado, lo estrangula, atemorizándolo nuevamente. Y comienza a dudar. No sobre lo que siente. De eso siempre está seguro, aun cuando duda. Lo que hace, es comenzar a resguardarse, otra vez en la oscuridad. Teme al pasado pisando fuerte en el presente, nuevamente. No quiere volver a probar el sabor de ese amargo fruto. Un mensaje sin responder, la omisión de un beso o un silencio donde tendrían

Ver tanta razón, tampoco es tan bueno.

Hay cosas que, cuando los ojos logran verlas, ya no podrán omitirse nunca más. Son verdades que duelen. Son conocimientos profundos que dilatan la vista hacia una observación distinta. Cuando se acaba la oscuridad de la sapiencia, comienzan las sombras de la racionalidad. Esa que se dejan entrever en el trasfondo de una sonrisa. La ignorancia, no suele ser buena; pero ver más allá –todo el tiempo- tampoco es sano. A veces, es mejor no saber. Es más práctico. Quizás, la felicidad verdadera se trama en el desconocimiento de la realidad que te rodea. Insisto, la ignorancia no suele ser buena,  pero ¿para qué sirve ver tanto? ¿De qué sirve cuando el conocimiento termina por generar un proceso sinóptico inacabable que se trasluce en miedo, socavando lo más profundo de la simplicidad? C apaz me he confundido y he vuelto equivalentes dos términos distintos (¿distantes?). Quizás, la verdadera alegría – esa que da los cimientos de la felicidad-, se encuentra en poder sumergirse en

Dios y el hombre

I – Dios y el hombre Dios, los creo, y el propio hombre los divide. Dios, creo el camino, el hombre eligió destruirlo. Sea quien sea dios, se olvido del hombre y su necedad destructiva. Sea quien sea dios, no es perfecto, pues creo, al hombre. El hombre, quiso ser dios, y mato al propio,  hombre. El hombre, quiso ser hombre y mato a su propio dios. Dios, los hizo, el hombre, los dividió. El hombre, lo hizo y con dios, acabo. II – El hombre El hombre, creo, el miedo. El hombre, creo, la desazón. El hombre, creo, la desesperanza. El hombre, creo, la destrucción. El hombre, creo, al hombre. El hombre, creo, la desazón. III - Dios Dios, ¿por qué hiciste al hombre y su religión? Dios, ¿por qué hiciste al hombre y su esplendor? Dios, solo tuviste, un sueño y el hombre, era tu creación. Dios, cuan imperfecto eres, pues al hombre

Apareces Y desapareces

Apareces Y desapareces, Jugando con Mis días. Te piantas En la mente Y me quitas La vigilia. Me torturas A cada instante, Brindando, tu falsa Esperanza. Y me calcas, En un futuro De acostumbrada Venganza. Ya estoy harto De mi mente Que cuando estas Se perturba Y cuando te vas, Se distrae. Ya estoy cansado, De pensar, Cuando sé Que eres Tan solo Un sueño Que me cansare De esperar. Ya no hay Celos, ni recelos. Ya no hay, Un antes, ni un después Ya no hay, Una sonrisa y un te quiero, Ya no hay. Ya no te busco, Ya no te encuentro, Ya no te pienso, Ya no te quiero, Ya no te espero.

Todo final es un comienzo

Cuando el tiempo ha pasado y tú descubres que no eres quien esperabas ser. Cuando los días contados, se han acabado, y tu piel de soldado, el sol ha rasgado, por haber logrado, lo que tú has de queres. Cuando la vida se vuelve una celda y tu sonrisa ya no va florecer, es tiempo del cambio, la indignación. Es momento de un viaje en los sueños e ilusiones es tiempo de transformase, de inflexión. No por acabar, debe de estar mal, pues en todo fin, hay un nuevo comienzo. No por acabar deber de ser el final , pues en todo fin, se esconde un comienzo. No por acabar se debe terminar pues en cada amanecer tus manos pueden construir, un nuevo comienzo. El tiempo ha avanzado y ya no sé quién soy, ese yo ideal, no existe y el temor gano, otra vez. es hora de acabar para poder volver a comenzar.

Tú no estás allí

Un instante, Un momento y no más, Una mirada. Una sonrisa y mil más. Un silencio La soledad, el tiempo Y tú, Frente a mí. Observas, Y nada dices. Observo, Y nada veo. Solo a ti, Y tú no estás. Solo a mí, Y yo no estoy. El humo, De distintos sabores, Corriendo, Por mis venas. El pensamiento, Nulo y no es silencio Y tú, Tú no estás allí. Ganas de irse, A otro lugar ¿A dónde? Ya no lo sé. Ganas de quedarse En el momento ¿Para qué? Ya no lo se Solo sé que No sé nada Que tu, no me conoces Ni yo a ti. Solo se Que la luz brilla Y estoy parado, Aquí, sin ti. Ya no es silencio, Ya no es palabra No es desesperación Ya no me amarga. Tú no estás, Y yo no estoy aquí. Yo no estoy, Ya no puedo, Sin ti.

Te llame

Te llame. El teléfono sonó entre 5 y 10 veces. Sentí que no querías atenderme y lo descubrí cuando al fin te escuche. Tus palabras parecían mudas, se notaban tajantes. Dolidas. ¿De qué?  No lo sé, lo que sí, se que las viví en la propia piel. Te dije que nos viéramos, que te necesito. La mudez otra vez. Silencio que se expresa en palabras vacías de contenido. Blasfeme en mi propio silencio y, otra vez, regresaron las palabras. Un adiós, un hasta pronto. Un “te escribiré, si tengo ganas de verte”.  Así es el amor contigo. Sabe a poco este domingo. Sabe a nada y sigo dormido. Dormido por la necesidad tus labios de mujer, por las caricias de mañana; las cuales presiento, que contigo, jamás podre tener. Y aun así, sigo contigo, sigo en la distancia, en tu ausencia y en tu silencio. Sigo así, porque te quiero, porque aun cuando me lastimas, me haces bien. Te quiero y no sé por qué me haces bien. Porque me lastimas con tanta facilidad que me siento una copa de cristal. Porque me hum

Estas enojada

Estas enojada, Y tu silencio, dice más Que todas tus palabras. Estas enojada, Y me dices Que no soy nada. Estas enojada, Que ya no me quieres Que ya no amas. Estas enojada, Y en tu silencio, oigo más Que en tus palabras. Estas enojada, Y puedo verlo, En tu mirada. Estas enojada, Y, aun, me amas Me lo dice, tu mirada.

Tú y yo.

Tú, apareciste en mi vida cuando había dicho “la tercera es la vencida”. Tú, llegaste en tiempos de decepción cuando tenía muerto el corazón. Tú, arribaste sin pedir permiso, y te fuiste, dejando atrás al sumiso. Tú, me diste la mayor compañía a cambio, te ofrecí esta alma mía. Tú, que dueles el haberte sabido querer. tú, que sientes que atrás, no se puede volver. Yo, que duelo por no haberte sabido querer yo, que siento que el amor comienza a florecer. No hay atrás, no hay ayer, solo un mañana. Solo, Tú y yo.

Si supieras

Si supieras, Que cuando me besas, De forma sincera, Me llevas a lo más alto, De la alegría plena. Si supieras, Que en tus brazos de mujer, Puede espantar los fantasmas Que desde siempre me han perseguido. Si supieras, Que el cambio que busco, Siempre está contigo, buscando Transformarnos en algo mejor. Si supieras, Que me angustia el alma, No tenerte  a mi lado, O tenerte sin estar. Si supieras, Hace rato me hubieses amado, No pasaría por nuestras mentes dejarnos, Como bobos, esperando. Si supieras, Que las paginas,  de este gran libro Que es mi vida, necesita de las palabras Del amor, de la vida, de tu compañía. Si supieras, Que poco soy, y más cuando me consumes Me dejarías tan libre, Que te amaría hasta el infinito. Si supieras, Cuanto miedo me da querer, Cuando siento la risa de tu alma, Fingiendo ser amor. Si  supieras, Que te necesito, que no hay otra mujer, Que no hay otros cuerpos, Más que