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Lugares hermosos y accesibles para disfrutar de unas vacaciones en Argentina

Ese cosquilleo

El tiempo no es nada cuando sientes que tienes todo por delante. Cuando al abrir los ojos, a primera hora del día, sientes dentro, ese cosquilleo llamado juventud. Las horas nuevas, venideras. Repletas de nuevas aventuras.

Un día, abres los ojos y ese cosquilleo no se encuentra en su lugar. Esa sensación, no está… pero no te resignas. Sales al mundo con la misma actitud, en busca de recuperarla. No es vano el tiempo que pasa, no es mínima aquella actitud. Aunque tus ojos ya no son los mismos. Sonríes intentando sorprenderte, encontrar lo nuevo, solo para descubrir que ya tienes una rutina y que ese sol que, a veces, no brilla –en realidad- siempre ha brillado. Solo, que estupefacto, ante la falta de esa grandiosa sensación has dejado de ver la luz.
Otro día, te acuestas, no puedes conciliar el sueño. Gira y giras, abrazando la almohada. Rascas tu cabeza y luego miras hacia tu ventana. Ese mosquito veranero es un trombón en el silencio de la noche serrana. Sientes hasta el sonido de tu propia respiración. Te sientas. Te paras. Caminas. Te vuelves acostar. Te descubres en el sueño, que se concilia contigo mismo y te regala algo de paz

Al despertar, algo se ha resuelto. Algo es distinto. El cosquilleo, ha vuelto, pero no es el mismo. El sol ahora brilla, pero no encandila. Los pies están inquietos, aunque ya no corren, solo caminan. Ya no vez, solo observas. Ya no piensas, sientes y razonas. El cosquilleo, ha vuelto a tu mañana. No es el mismo pero ¿Quién ha dicho que hay algo de malo en crecer?

Comentarios

Jimena dijo…
Ufffffffffffff es raro que alguien me deje sin palabras... me pasa, la juventud se va, quedan recuerdos, memoria, infancia y nos detenemos en esos momentos, ya no como algo disfrutable sino que nos deja suspendidos en la época dorada y en vez de avanzar, nos quedamos inmóviles (al menos en mi caso).

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